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Música

"El caballero de Olmedo" Bola de Nieve

 

Ignacio Jacinto Villa, pianista cubano conocido con el nombre artístico de Bola de Nieve interpretó, y conservamos, la canción popular que dio pie a Lope de Vega para escribir su maravillosa tragedia El caballero de Olmedo

La música no es lo mío, así que fue una gran sorpresa encontrar este tema tan delicadamente cantado en la voz de este hombre al que nunca antes había escuchado.
Un regalo para alguien como yo que ama la literatura del siglo XVII, a Lope de Vega, y la lírica popular. Lo reescucho continuamente con gran placer.

 

Paolo Conte y los clásicos de la literatura IV

Tiovivo He aquí la cuarta canción de Paolo Conte de la quería comentar algo estos días. Ya no se relaciona con el mundo clásico directamente, no el grecolatino, sino que se acerca más a nuestro tiempo porque habla del tan lejano y cercano siglo XIX. Lejano porque nos separa de él un siglo. Cercano porque en cuanto a cultura y pensamiento social poco hemos avanzado desde entonces: las grandes ideas sobre las que nos asentamos todavía hoy son del XIX, ideas como el YO como centro del mundo, la individualidad, el psicoanálisis, la imagen (el cine se inventó entonces), el Romanticismo, la producción en cadena, la búsqueda de mano de obra barata, la colonizadora descolonización de los países pobres que hoy machacamos con la globalización... En fin, seguimos siendo tan, o tan poco, humanos como siempre.

La canción de Conte es de las más agradables de escuchar porque la recorre de fondo un carrusel que remite a la infancia, pero también a la luminosidad que brillaba en algunas mentes que reprodujeron en el XIX las Olimpiadas griegas, o pusieron en marcha las Exposiciones Universales que todavía seguimos celebrando. Esta es la letra:

Novecento 900 Novecento (1992) 

Dicono che quei cieli siano adatti 
al cavalli e che le strade 
siano polvere di palcoscenico 
Dicono che nelle case donne pallide 
sopra la vecchia «Singer» cuciano 
gli spolverini di percalle, 
abiti che contro il vento stiano tesi 
e tutto il resto siano balle, 
vecchio lavoro da cinesi... eh... eh... 
Dicono che quella vecchia canzoncina 
dell'ottocento fa sorridere 
in un dolce sogno certe bambole 
tutte trafitte da una freccia indiana, 
ricordi del secolo prima, roba di un'epoca lontana, 
epoca intravista nel bagliore bianco 
che spara il lampo di magnesio 
sul rosso folle del manganesio.. eh... eh... 
Indacato era il silenzio e il Grande Spirito, 
che rellentava la brina, scacciava 
i corvi dalla collina... 
come una vecchia cuoca in una cucina 
sgrida i fantasmi del buongustai 
in una lenta cantilena... 
Lasciamo stare, lasciamo perdere, lasciamo andare 
non lo sappiamo dov'eravamo 
in quel mattino da vedere... eh... eh... 
Dov'eravamo mai in quel mattino 
quando correva il novecento 
le grandi gare di mocassino... 
lassù, sui palcoscenico pleistocenico, 
sull'altopiano preistorico 
prima vulcanico e poi galvanico... 
dicono che sia tutta una vaniglia, 
una grande battaglia, 
una forte meraviglia... eh... eh... 
Galvanizzato il vento spalancava 
tutti i garages e liberava grossi motori entusiamati... 
la paglia volteggiava nell'aria gialla 
più su del regno delle aquile 
dove l'aereo scintilla... 
l'aereo scintillava come gli occhi 
del ragazzi che, randagi, 
lo guardavano tra i rami del ciliegi... eh...eh...

 

Ofrezco esta traducción apresurada:

 

Dicen que aquellos cielos son apropiados para los caballos y que los caminos son polvo de escenario.

Dicen que en las casas mujeres pálidas sobre la vieja "Singer" cosen los guardapolvos de percal, vestidos que contra el viento permanecen tiesos y todo el resto es baile,

Viejo trabajo de chinos... eh... eh...

Dicen que aquella vieja cancioncilla del ochocientos provoca la sonrisa en un dulce sueño ciertas muñecas todas heridas por una flecha india,

Recuerdos del siglo anterior, asuntos de una época lejana,

Época entrevista en el resplandor blanco que dispara la lámpara de magnesio... eh... eh...

Azulado era el silencio y el Gran Espíritu, que surgía de la escarcha, expulsaba a los cuervos de la colina...

Como una vieja cocinera en una cocina riñe a los fantasmas del buen gusto en una lenta cantinela...

Dejémoslo estar, dejémoslo así, dejémoslo ir.

No sabemos dónde estábamos en aquella mañana sorprendente... eh... eh...

Donde estábamos pues, aquella mañana cuando transcurría el novecientos, las grandes competiciones de indios...

Allí arriba, sobre el escenario pleistocénico,

Sobre el altiplano prehistórico, primero volcánico y después galvánico...

Dicen que todo fue una vainilla, una gran batalla, una gran maravilla... eh... eh...

 

Galvanizado el viento abría de par en par los garages y liberaba grandes motores entusiasmados...

La paja giraba en el aire amarillo más arriba del reino de las águilas donde el avión chispea...

El avión chispeaba como los ojos del muchacho que, vagabundo, lo miraban entre las ramas del cerezo... eh... eh 

 

No es una letra fácil, supongo que porque resumir el XIX en la letra de una canción no resulta sencillo, así que, más que hacer un repaso por todo el siglo, lo que nos propone Conte es un ambiente, un sabor, un perfume que nos traslade al XIX. Menciona algunos de los inventos del siglo: automóvil, avión, fotografía, máquina de coser... Ya América estaba plenamente incorporada a la cultura y ciencia europea, aunque todavía se sucedían las guerras contra los indios norteamericanos extendiéndose Estados Unidos hasta la costa Oeste del continente, para lo que le fue muy útil el tren, con máquinas de vapor inventadas en el siglo precedente, pero plenamente explotadas al servicio práctico del hombre en el XIX. Estados Unidos, por cierto, fue el primer país que se independizó de Europa, ya en el siglo XVIII; el resto del continente, como decía, lo haría a lo largo del XIX.

¿Y la literatura? En esta canción la literatura está en su letra, larga y complicada, llena de alusiones y que contiene varias historias, como la del joven vagabundo entre los cerezos, o la cocinera cantando en su cocina... Las grandes novelas decimonónicas, que se vendían por entregas: Dickens, Dostoievsky, James, Melville, Dumas, Balzac, Verne... Porque los grandes novelistas del XIX fueron ingleses, rusos y franceses, en su mayoría.

Todavía hoy se escriben algunas buenas novelas al estilo de las del XIX, como El viajero del siglo, de Andrés Neuman, de la que escribiré cuando acabe de leerla.

Repasando los cuatro post sobre letras de canciones de Conte me doy cuenta de que según pasan los años el canta-autor italiano se va refiriendo a mundos cada vez más alejados en el tiempo. La canción de hoy, Novecento, que evoca el siglo XIX, es de un álbum de 1992; la del teatro griegodel post anterior, que remite a los siglos V y IV antes de Cristo,  es de un disco de 1995, y las dos primeras de las que he escrito, Elegia y Chissà, que recuerdan de algún modo a la Ilíada y la Odisea, escritas en el siglo VIII antes de Cristo, son de un disco de 2004.

Curiosidades de la vida, azar... o, ¿según pasan los años por nosotros, y se acerca la irremediable muerte, nos sentimos más atraídos por el principio de la humanidad? Como si quisiéramos dejar constancia de que aquellos hombres y mujeres de antaño no han perecido del todo. Quizá esto exorcice el miedo a nuestra propia desaparición, pues la vida de los hombres sobre la Tierra es un tiovivo en el que todos giramos.

 

Paolo Conte y los clásicos de la literatura III

Teatro griego de Barcelona La tercera canción de Paolo Conte que traigo a este blog ya no pertenece al disco Elegia, sino a uno anterior, Una faccia in prestito, que podemos traducir por Una cara prestada. Se trata de un homenaje al teatro griego clásico, quizá por eso el título parece referirse a una máscara, elemento imprescindible en las representaciones de las tragedias y comedias en la antigua Grecia. Dice así:

Teatro Una Faccia In Prestito (1995) 

Dorme un teatro 
Scolpito al centro di un’agricola contrada 
Tanto qui nessuno si dispera... 
Ei pera... pera!... 

Anticamente 
Si sguainavano là dentro le parole: 
Uccidere il tirano questa sera! 
Ei pera... pera!... 

Tiranni, Oreste, Saul, 
Criniere antiche di tragedia e là, 
Là nel vuoto fulvo, caotico Elettra 
Vive, recita, si muove, ah ma no! 
La Mirra, no! 
Non ha il tiranno, invece sì, ce l’ha, 
È lui, l’ amore, l’ oscuro destino 
Sessuale, il suo sogno d’ inferno, sì ! 
... 

Sariva la città 
Tra le sue torri e le tempeste 
Del teatro un vento marinaio, 
Volando la campagna, tra Genova e Savona 
Le girava in Spagna e 
Il teatro cominciava così il suo sonno 
Nei tempi moderni, dai tempi moderni avvilito. 
Lasciato, abbandonato così 

Anticamente era l’ idea 
Di un teatro in mezzo al grano 
Come una bevanda solto il sole... 
Ei pera... pera! 

Dorme un teatro, 
Il sangue finto per il sogno di Vittorio, 
Rosso come il vino del sipario... 
Ei pera... pera! 
Ei pera... pera! 
Ei pera... pera!

 

Que traduzco así:

 

Duerme un teatro

Esculpido en el centro de un campo de labor

Mientras que nadie se desespera...

¡Ei pera... pera!...

 

Antiguamente

Se desgranaban allí dentro las palabras:

¡Matar al tirano esta noche!

¡Ei pera... pera!...

 

Tiranos, Orestes, Saúl, cabelleras antiguas de tragedia y allí, allí en el vacío anaranjado, caótico, Electra vive, recita, se mueve, ah ¡pero no! ¡Mirra, no!

No tiene al tirano, pero sí, lo tiene, y él, el amor, el oscuro destino sexual, su sueño de infierno, ¡sí!

...

 

¿Vestía? la ciudad entre sus torres y las tormentas del teatro un viento marinero, sobrevolando el campo, entre Génova y Savona, giraba en España y el teatro comenzaba así su sueño en los tiempos modernos, por los tiempos modernos envilecido.

Dejado, abandonado así.

 

Antiguamente existía la idea de un teatro en medio del trigo, como una bebida bajo el sol...

¡Ei pera... pera!

 

Duerme un teatro,

La sangre falsa para el sueño de Vittorio, roja como el vino del telón...

¡Ei pera... pera! 
¡Ei pera... pera! 
¡Ei pera... pera! 

 

Un teatro "esculpido" es un teatro griego, porque estos teatros aprovechaban una colina cercana a la ciudad o al santuario de turno para esculpir en ella la grada para los espectadores. Esto los romanos ya no lo hacían, construían los teatros donde les venía bien, y, si no había colinas que esculpir, edificaban las gradas también.

Los personajes que menciona Conte son personajes de las tragedias que se representaban en Grecia allá por los siglos V y IV antes de Cristo, escritas por autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides, únicos tragediógrafos de los que se nos ha conservado parte de su obra. 

La elección de los personajes por parte de Conte no parece casual, pues todos tienen algo en común. Así, a bote pronto, Electra, por amor a su padre, el rey de reyes Agamenón muerto a manos de su esposa, instiga a su hermano Orestes para que asesine a su madre Clitemnestra; Mirra, enamorada de su padre Cíniras, lo engaña para tener con él un hijo, Adonis, un joven tan bello que la diosa Venus lo eligió como amante.

Se aparta un poco de esta temática Saúl, rey de Israel. Pero no deja de ser un personaje trágico. Su vida transcurre, más o menos, al tiempo que está teniendo lugar la guerra de Troya, siglo XI antes de Cristo, y termina suicidándose junto a sus hijos tras haber hecho sucumbir al pueblo de Israel bajo el ejército filisteo. El caso es que, no me consta que exista ninguna tragedia griega protagonizada por este personaje, pero hubiese sido de gran fuerza dramática debido a su soberbia, a su odio hacia David (el de Goliat) y a sus ataques incontrolados de ira.

En uno de los versos de la canción, Conte parece lamentarse de que el viento esparciera el teatro por todo el Mediterráneo, desde las costas griegas en Asia hasta España, mientras se esparcía también en el tiempo y llegaba hasta los tiempos modernos y se "envilecía". Parece adscribirse a la máxima de que "cualquier tiempo pasado fue mejor" y, en realidad, solo son tiempos diferentes, entre los que no cabe comparación. De hecho, es muy probable que el surgimiento en el siglo XVIII en Italia de la Ópera esté muy relacionado con la puesta en escena de las tragedias griegas. Las óperas acostumbran a ser trágicas, y son cantadas, como en parte lo fueron las tragedias. Precisamente, lo que para nosotros hoy es el estribillo de esta canción "¡Ei pera.. pera!", representa al coro de cantantes que dirigidos por un corifeo servía en las tragedias para diversos cometidos: replicar a los actores principales, advertir al público de lo que iba a pasar a continuación, poner al público en antecedentes de lo que había ocurrido fuera de su vista antes de comenzar una escena...

Y el teatro actual, heredero del teatro griego, sigue teniendo mucha deuda con aquel como contaré en el próximo post. Pues aunque quiero escribir sobre una cuarta canción de Conte, voy a hacer un aparte para comentar la representación de este año en Mérida de Tito Andrónico.

Paolo Conte y los clásicos de la literatura II

Paolo Conte y los clásicos de la literatura II

Mar Mediterráneo

De las cuatro canciones que voy a proponer de Paolo Conte, la segunda también pertenece al álbum Elegia de 2004, y es el tema que da nombre al disco: Elegia. Una elegía era un canto funerario en la Grecia antigua, pero ya entre los autores del Imperio romano se escribían elegías que no eran de tema funerario, pero sí de lamento. Muchos poetas usaron los dísticos elegíacos, los versos que componen las elegías, para lamentarse por amores perdidos. En esta canción, Paolo Conte también se lamenta... un poco de sí mismo, un poco de la dificultad de encontrarse con otro distinto a sí mismo, pero también se puede ver cierta resignación: uno es lo que es y con eso intenta ir tirando. Como otras veces, la trascribo en italiano y luego propongo una traducción:

Elegia Elegia (2004)

 

Avevo una passione per la musica 
di ruggine 
nerastra tinta a caldo di caligine 
metropoli 
le tentazioni andavano e venivano 
cosa farò di me? 

guidavo nella notte ferma immobile 
friabile 
venivo da una valle dove annuvola 
nell’umido 
sentivo sulle spalle un bel solletico 
tu cosa vuoi da me? 

lasciando alla mia infanzia 
ogni ingenuità sensibile 
l’amore è uno stregone un fuoco 
isterico magnifico 
carezza di una mano che semplifica 
cosa sarà di me? 

l’abbraccio adulto in un silenzio 
scenico visibile 
l’incendio è la stagione 
delle tenebre bellissime 
avevi fatto in aria un incantesimo 
tu cosa sei per me... 

 

Traducción: 

 

Tenía una pasión por la música de herrumbre

Ennegrecida teñida en calor de calígine metrópolis

Las tentaciones iban y venían

¿qué voy a hacer conmigo?

 

Conducía en la noche quieta inmóvil friable

Venía de un valle donde se nubla en la humedad

Sentía sobre los hombros unas cosquillas

¿qué quieres de mí?

 

Dejando en mi infancia cada ingenuidad sensible

El amor es un brujo, un fuego histérico magnífico

Caricia de una mano que simplifica

¿qué será de mí?

 

El abrazo adulto en un silencio escénico visible

El incendio es la estación de las tinieblas bellísimas

Habías hecho en el aire un encantamiento

¿qué eres para mí?... 

 

Quizá en un disco titulado Elegia no podía faltar una canción que recordase a los griegos, inventores de todos los géneros poéticos, y por eso también en este disco se encuentra la canción de la que hablaba en el post anterior.

 

Paolo Conte y los clásicos de la literatura I

  Ayer actuó en Girona Polo Conte, lo que me ha llevado a recordar las letras de algunos de sus temas. A veces no es fácil saber porqué nos gusta un texto, una película, una canción o la obra de un creador artístico, pero últimamente estoy pensando que a mí me gustan las obras que reflejan en sí a los humanos con sus singulares virtudes y sus múltiples defectos. Por eso, estas canciones de Conte me parecen redondas: contienen historia de la humanidad, una colección de seres capaces de lo mejor y de lo peor con la misma vehemencia.

El primer tema de Conte que llamó mi atención pertenece a un disco anterior a Psiche, el que presentaba anoche en Girona. Se trata del álbum Elegia de 2004, y contiene un par de temas interesantes por su relación con la literatura y con la fundación de la cultura occidental. Ese primer tema al que me refiero se titula Chissà y su letra es:

 

Chissà chissà
la nave passerà
chissà se là
qualcuno salirà

Laggiù laggiù
nell’indaco laggiù
foschia foschia
enigma e fantasia...

Laggiù laggiù
sono persone o sono sogni
sì laggiù!
O sono dei pensieri spersi
Nella grande oscurità

Chissà chissà
le stelle, le città
foschia foschia
enigma o fantasia

. . . . . .


Chissà chissà
Il mare è antico
e parla antico, parlerà...
Parole greche sconosciute,
sprofondate verità.

Chissà chissà
la nave passerà
chissà se là
qualcuno salirà

Un ensayo de traducción que propongo es (aprovecho para enviar un agradecimiento sincero y profundo a todos los traductores de libros que son, han sido y serán, gracias a los cuales puedo acercarme a la literatura y otras obras de arte de autores a los que sin el trabajo de los traductores me sería imposible conocer: gracias):

 

Quién sabe, quién sabe

La nave pasará

Quién sabe si en ella

Alguien subirá

 

Allí abajo, allí abajo

En el añil de allí abajo

Oscuridad, oscuridad,

Enigma y fantasía...

 

Allí abajo, allí abajo,

Son personas o son sueños

¡Sí, allí abajo!

O son pensamientos dispersos

En la gran oscuridad

 

Quién sabe, quién sabe

Las estrellas, las ciudades

Oscuridad, oscuridad

Enigma y fantasía

...

Quién sabe, quién sabe

El mar es antiguo

Y habla antiguo, hablará...

Palabras griegas desconocidas

Profundas verdades.

 

Quién sabe, quién sabe

La nave pasará

Quién sabe si en ella

Alguien subirá.  

Se puede traducir el título por quizá, pero me ha parecido mejor quién sabe, porque quizá se puede usar para expresar una posibilidad con visos de cumplirse, y quién sabe deja claro que no sabemos si se cumplirá o no. Evidentemente, no tengo costumbre de traducir. Pero para lo que quiero explicar(me), sirve.

La letra menciona una nave y después se refiere a un mar y a la lengua que habla ese mar: "palabras griegas desconocidas". Con estas pistas se puede reconstruir todo un texto que no aparece explícito en la letra pero que emerge de ella. Y ese texto oculto, como en las páginas de internet, es enorme, tan enorme que nos remonta al siglo XI antes de Cristo, cuando suponemos que tuvo lugar la guerra de Troya, y al siglo VIII antes de Cristo, cuando suponemos que Homero compuso sus poemas épicos Ilíada y Odisea, las obras más antiguas que conservamos en Occidente. Estas epopeyas narran, la primera, el viaje por mar de los más de mil barcos griegos que cruzaron el mar desde Grecia hasta Troya para rescatar a Helena y, la segunda, el largo viaje en barco que llevó a cabo Odiseo/Ulises para volver desde Troya hasta su reino en Ítaca y que le llevó nada menos que diez años.

De esta manera, estamos de acuerdo con Paolo Conte. Si alguien guarda el recuerdo del inicio de nuestra cultura, ese es el mar Mediterráneo, un mar azul, oscuro, en el que se puede navegar gracias a las estrellas y que está iluminado por las grandes ciudades que aparecieron en sus orillas (Atenas, Esparta, Troya, Roma, Cartago, Alejandría, Micenas, Estambul, Barcelona...). Ese mar guarda en sus profundidades la verdad de nuestro origen como civilización (mejor o peor, hoy no vamos a entrar en eso), y lo guarda en "palabras griegas desconocidas" porque las obras de Homero están escritas en griego antiguo, que ya poquita gente estudia, pero también porque creemos que antes de la aparición de la escritura alfabética en griego antiguo se escribió en algún tipo de silabario llamado Lineal B, del que solo conservamos listas de los escribas de los palacios, y otro llamado Lineal A que no somos capaces de descifrar.

Hay algo más en la canción, es la invitación a que "alguien" suba a esa nave. Yo subo ¿os venís?